“La apuesta de fraternidad yemení, seguramente, se va a mantener, y es un ejemplo para toda la región”.
«Yemen es modelo de resistencia internacional». Este país le da al mundo «una lección de entereza, y eso no pasa ni pasará desapercibido”, afirma un experto a HispanTV.
Juan Alberto Sánchez Marín, analista internacional, realizó tales declaraciones este martes a propósito de la continuidad de las operaciones militares yemeníes contra el régimen israelí, en solidaridad con la Franja de Gaza.
El también director de dXmedio.com señaló que Yemen es un ejemplo de compañerismo entre países y “está demostrando qué es la solidaridad y hasta dónde puede llegar esta solidaridad”.
Yemen prosigue sus operaciones militares contra los territorios ocupados, en solidaridad con los palestinos de la Franja de Gaza. Para disuadir al país árabe, en los últimos días, Israel y sus aliados estadounidenses y británicos intensificaron sus agresiones contra la población.
Sin embargo, Saná ha asegurado en varias ocasiones que no detendrá sus ataques hasta que cesen las agresiones contra el pueblo palestino en Gaza.
La siguiente es la transcripción completa de la entrevista.
Yemen es modelo de resistencia internacional
Cristina Leiva (HispanTV): Yemen continúa los ataques contra buques con destino a Palestina ocupada, y contra unidades navales de EE. UU. y sus aliados, que circunvalan la zona, el aeropuerto Ben Gurión, centrales eléctricas y otras instalaciones, posicionándose en la avanzada de la defensa del pueblo palestino. ¿Cómo están impactando estos pasos en la región?
Juan Alberto Sánchez Marín: Yemen viene dándole al mundo una lección de entereza, fraternidad y considerable humanismo. Y eso no pasa ni pasará desapercibido para nadie, ni en la región ni en el mundo. Es un ejemplo de compañerismo entre países
Yemen es una gran solidaridad, que a lo largo del genocidio de los israelíes en contra de Palestina ha sido demostrada de una manera clara e indudable. Su estrategia no es permanecer esperando las bombas del agresor. Ha sido todo lo opuesto a lo largo de la historia, y, en particular, desde el desarrollo de la operación Tormenta de Al Aqsa, en el desarrollo de operaciones certeras y dañinas contra los enemigos.
Así fue en el caso de Arabia Saudí, y ahí radicó buena parte del triunfo yemení. Sus acciones resultaron agobiantes para el régimen saudí, con ataques a infraestructuras claves, las cuales causaban fuertes detrimentos económicos. Eso llevó a que la Casa de Saúd reconsiderara la invasión y la codicia sobre su territorio.
Recordemos, por ejemplo, los ataques contra las instalaciones de la empresa Aramco, la joya de la corona de la economía petrolera saudí, o la operación “Victoria de Dios”, al sur de los dominios de Arabia.
Es decir, esta actitud y esta decisión de Yemen no es nueva. Lo está demostrando durante la última fase. Y esa muestra de solidaridad, seguramente, se va a mantener, y es un ejemplo para toda la región.
¿Nueva banda contra Ansarolá?
CL: Señor Sánchez Marín, la operación de Occidente contra Yemen, en su opinión, ¿puede pasar de ataques navales y bombardeos a una guerra híbrida con más presencia y medios de EE. UU., Reino Unido, Alemania, Francia, y todo el Occidente en pleno? ¿Ve esta probabilidad, ya que se anuncian, desde esas potencias, represalias a gran escala?
JASM: No sería la primera vez que una serie países, y de potencias, se unen contra Yemen. Desde 2015, y durante 9 años, lo intentaron y no pudieron.
La Casa de los Saúd de Arabia comandó un grupo de regímenes bandidos que atacaron con el fin de instalar al frente del país a un gobierno títere, acorde con intereses particulares y a conveniencia de las potencias occidentales.
Contra Yemen marchó toda una horda de regímenes de la región. Marcharon Kuwait, Jordania, Egipto, Emiratos Árabes, Catar, por supuesto. Senegal, Sudán, Marruecos… Y, detrás de estos regímenes, cómo no, estaban Estados Unidos, Reino Unido y Francia.
Esa coalición de la infamia causó una hambruna enorme, una tragedia humanitaria de proporciones inimaginables, miles de muertos, miles de niños y mujeres asesinados, más bien, masacrados.
El movimiento Ansarolá dio una muestra de resistencia admirable y de carácter invencible, que hicieron posible el triunfo. Eso es Yemen, y contra eso no podrá la soberbia israelí.
El mecanismo era el mismo entonces al utilizado ahora por Israel. Es decir, bombardear hospitales, escuelas, mezquitas, los centros de oración. La misma estrategia recurrente de los países imperiales.
Ansarolá es una rebeldía poderosa e indoblegable. No porque sí, sino porque tiene la fuerza del pueblo. Por eso avanzó en la recuperación de su propio territorio, que quería ser conquistado por diferentes fuerzas.
Yemen ha sido menospreciado en sus capacidades defensivas. Lo hizo Arabia Saudí, lo hicieron los Emiratos Árabes, y lo hizo toda aquella coalición de estados bandidos, que se unieron en su contra.
Pero, de la misma manera, pocas veces, quienes así piensan, que este país no es lo suficientemente capaz de defenderse, se han llevado unos chascos enormes. Ha sido una frustración de dimensiones mayores para quienes han intentado someterlo. Y seguirá siendo así.
Su fuerza va a demostrar hasta qué punto la solidaridad con el pueblo palestino no puede terminar en la indiferencia, sino en la acción. Un ejemplo admirable, insisto, para lo propia región y para el mundo.
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Entrevista en: HispanTV
