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Miedo a la libertad de información

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Miedo a la libertad de información: la mediática es otra guerra que libran el Gobierno estadounidense y las corporaciones dentro y fuera del país.

Miedo a la libertad de información, y mucho, y notorio. De otro modo, no se entiende la permanente arremetida de las redes sociales contra los canales internacionales iraníes HispanTV y Press TV.

Redes sociales que no son otra cosa que redes corporativas. El ataque, esta vez, estuvo a cargo de la plataforma digital Google y de su sitio web de videos YouTube.

Miedo a la libertad de información: la censura a los canales internacionales iraníes muestra el alto nivel de incomodidad de Estados Unidos y sus aliados con respecto a medios que ofrecen otros puntos de vista. La mediática es una más de las confrontaciones que libran el Gobierno estadounidense y las corporaciones dentro del país y por el mundo.

Ambos canales divulgan noticias y puntos de vista incómodos para Estados Unidos y sus aliados, sobre América Latina, Asia Occidental y resto de Asia. Y, en particular, acerca de los propios Estados Unidos y su reprochable papel en el mundo.

Un hecho inconveniente e intolerable para el imperio en crisis y para sus colaboradores regionales. La información juega un papel clave en muchas estrategias de control. Estados Unidos lleva varios siglos usándola, dentro y fuera de su territorio.

Como mecanismo de seducción, desvío de la atención, manipulación política, refuerzo de tejemanejes económicos, especulación financiera, etc. Recurrentes maniobras de dominio interno y externo.

Érase una vez la esperanza

El progreso de las nuevas y variadas tecnologías de la comunicación y la información despertó en su momento demasiadas expectativas y esperanzas como opción de pluralismo mediático. A ello se sumó el surgimiento y propagación de la internet, así como la proliferación de las redes y soportes digitales.

En menos tiempo del esperado, sin embargo, la ilusión (que no se come, pero alimenta [García Márquez, 1961]) se transformó en perspectiva ilusoria. Todo condujo a una situación parecida y, a veces, incluso, más grave que la de épocas pasadas.

Los elevados costos de producción hacían antes difícil el acceso a la creación y producción de mensajes contrapuestos y alternativos.

Las organizaciones sociales, los sindicatos, los movimientos y grupos independientes tenían restringidas posibilidades de expresión. Y ninguna ventana en los vigorosos monopolios mediáticos institucionalizados.

Después de la exaltación inaugural frente al estallido tecnológico, cada vez hay más retornos al redil. Pareciera que la desgracia fuera mayor que antes.

Las mutaciones tecnológicas vertiginosas, por supuesto, han producido una conveniente situación, que en ocasiones ha sido útil y bien aprovechada por las sociedades. Las legislaciones de mordaza, por lo general, marchan a la zaga.

Las camisas de fuerza gubernamentales y corporativas no han conseguido ajustarlas cuanto se lo han propuesto. Subsisten rendijas por las que entra el periodismo cierto y algo de la mucha basura oculta del poder sale a la luz. Corrupción, tejemanejes, pillaje, criminalidad de los poderosos.

Pero los dulces tiempos del desbarajuste cada vez son más controlados y menos dables los espacios plurales de la información.

Buena parte de la población aún cree que las redes sociales tienen algo que ver con la democracia comunicacional. O la emancipación informativa y los demás asuntos relacionados con la difusa libertad de expresión de nuestro tiempo. Qué pesar, pero sobran las señales de que la realidad no es así, o de que es lo opuesto.

No nos engañemos. La tolerancia de las redes y los medios hegemónicos puede ser grande para proclamar estupideces o para lo que se quiera que entretenga y distraiga. Entretener es distraer, pero distraer es joder, vulnerar. Obstruir los caminos de libertad de las personas y destruir su conciencia colectiva.

Ser libre dentro de los ajustados parámetros que son fijados equivale a decir que la licencia apenas cubre los cuatro metros cuadrados de la celda.

Puedes referirte a lo que se te ocurra y se te dispensa para hablar de lo que desees, mientras no se afecte el discurso de fondo del poder.  Y en tanto que no se atente contra la autoridad real de la élites detrás.

Una fuerza para la cual el debido encauzamiento de las narrativas y los sentidos no es un elemento circunstancial, sino constitutivo.

Miedo a la libertad de información

La persistente censura ejercida en contra de cadenas como HispanTV y Press TV no es nueva ni única. Ambos canales, junto a otros medios iraníes, han estado en la mira de las plataformas tecnológicas estadounidenses. Y de los prestadores de servicios satelitales de varios países de Europa y las Américas.

Baste recordar, no hace mucho tiempo, la detención injustificada de la periodista Marzie Hashemi, de Press TV. La presentadora y analista fue encarcelada sin cargos durante diez días y sometida a toda clase de presiones.

Un proceso inventado contra el canal por el sistema judicial estadounidense, por el que pagó cárcel, aislamiento y oprobios la periodista. Antes que una agresión al Gobierno iraní o al propio canal, es un asalto al oficio periodístico mediante la injuria a una de sus voces. Para los grandes medios occidentales, por supuesto, el abuso fue un hecho intrascendente y silenciado.

Tampoco es únicamente contra los medios de Irán ni las falacias son exclusivas contra este país. Los medios y las comunicaciones de Cuba, desde varias décadas atrás, permanecen bajo ataque. La desinformación que impera contra el proceso revolucionario venezolano también es mendaz y vehemente.

La cadena RT America, y el portal y radio Sputnik, de la Federación Rusa, hace rato que se topan con obstáculos burocráticos y leguleyos, y son objeto de hostigamiento. Al igual que los medios chinos y los de cualquier parte, empezando por los del propio Estados Unidos.

Porque en la patria de las libertades espantan los medios independientes y el periodismo de investigación.

Las agencias de inteligencia en pleno operan contra aquel periodismo que no está alineado con los circuitos transnacionales occidentales. Al igual que los organismos gubernamentales, desde el sector que sea. Los entes fiscales, el Departamento de Justicia, y, en general, la estructura dominante.

Todos contra Julian Assange

La persecución desatada contra Julian Assange es un ejemplo. Cargos improcedentes, acusaciones amañadas y carentes de legalidad. Montajes que atentan contra la Primera Enmienda y quebrantan el ejercicio del periodismo (Greenwaldy Lee, 2019).

No pasa en vano la filtración de setecientos mil registros secretos y de otros documentos que dejan al descubierto la burda diplomacia estadounidense. Cientos de miles de documentos que revelan los trajines perversos de los gobiernos, las instituciones y las agencias.

La encerrona tendida contra Assange constituye un pésimo precedente para la prensa seria y una intimidación a gran escala al periodismo de denuncia.

Una persecución sin precedentes en la que participan personajes abyectos. Por ejemplo, un vengativo exdirector de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), Mike Pompeo, investido por Trump como Secretario de Estado de Estados Unidos.

El presidente de un país, Lenín Moreno, de Ecuador, al que le es extraña esa índole del ser humano llamada dignidad. Unas estructuras de justicia indignas y subordinadas, como las de Reino Unido y Suecia, y, cómo no, la estadounidense.

Y una obstinación institucional y unas inquinas personales que han puesto en marcha toda una serie de mecanismos de presión internacionales.

Una sola dirección

HispanTV y PressTV despiertan la incomodidad en un sector de la dirigencia occidental por su procedencia, Irán, sin ninguna duda. Pero acá, sobre todo, se trata del carácter de la información difundida.

Los contenidos que distinguen a los medios dominantes son unidireccionales, aunque estén revestidos con los mantos falaces de la objetividad y la imparcialidad. Aunque muestren criterios varios, o, incluso, encontrados, pues se trata de simples maniobras que cumplen la función de brindarle verosimilitud al absurdo.

Es así porque los dueños son los holdings de empresas de las que fueron o serán presidentes o gerentes, y que ahora fungen como los más altos funcionarios gubernamentales. Las puertas giratorias del poder.

Y porque son los ilustres contratistas que a su vez son los mejores cabilderos. Los grandes contribuyentes que no pagan un dólar en impuestos. Los beneficiarios de sus propias quiebras y bancarrotas. Las ventajas de prenderle una vela a Dios y varias al diablo.

La administración Trump, empezando por él mismo, es un modelo reluciente en tal sentido. Tampoco es la excepción. Se trata de una práctica común de los sucesivos gobiernos estadounidenses .

Las rutas de la información masiva, trátese de grandes avenidas o trochas angostas, tienen un solo rumbo: el del negocio. Por la misma razón, obviamente, no se tolera la narrativa en contravía.

Las finalidades del bolsillo no se contradicen. En la compraventa de segunda que es el sistema capitalista podrán pactarse los niveles de conformidad, pero la disensión no se tolera. El negocio redondo no es negociable.

Cualquier duda al respecto se aclara con una visita breve al portal de Wikileaks (2019). Basta con una ojeada a los correos de la señora Clinton. Una filtración que Trump y sus funcionarios, los presuntos enemigos de Mrs Clinton, vengan con más saña de la que lo hicieron los mismos demócratas. Habrá de ser por el esprit de corps en una materia en la que no opera el partidismo. Quién sabe.

Guerras y medios: negocio redondo

Los ataques contra HispanTV y PressTV se relacionan con la guerra desatada por el imperio contra la República Islámica de Irán. Un conflicto azuzado por el gobierno de extrema derecha de Benjamín Netanyahu (Israel) y la monarquía ultraconservadora de la casa de Saúd (Arabia Saudita).

Los dos aliados belicistas de los Estados Unidos en Asia Occidental. Los socios envenenados a los que solivianta la sola presencia de Irán. Porque este milenario pueblo encarna una poderosa resistencia frente a sus afanes de expansión y dominación. Un contrapeso fundamental en la región.

Tanto Israel, como Arabia, ejercen presión de todas las formas posibles para asfixiar económica y comercialmente a la nación persa. Y ambos son proclives a la confrontación militar.

Algunos ideólogos sionistas estiman necesaria la utilización de “la fuerza bruta, agregando una nueva dimensión a la guerra llevada a cabo en contra de Irán. Este es un imperativo inevitable para Jerusalén” (Inbar Efraim, 2019). Una óptica repugnante de la que es partícipe el Gobierno de la derecha extremista de Netanyahu.

En tal contexto de disputas en crecimiento y en ámbitos múltiples, el mediático no es asunto de menor cuantía. Están implicados todos los frentes: diplomáticos y militares, financieros y comerciales, estatales y políticos.

Es claro, además, que la ofensiva contra los canales iraníes corresponde a un campo de batalla que se extiende más allá de la coyuntura de embestidas del Gobierno de Trump y de su beligerante equipo de asesores, de Bolton al yerno del presidente, Jared Kushner.

Trump ha cuestionado en reiteradas oportunidades el papel del gigante digital Google por su sesgo (Twitter, 2018), pues, según él, el buscador no favorece a los conservadores, a los cuales silencia, ni a su nombre, asociándolo con falsas noticias.

Una crítica con advertencia incluida, de paso extensiva a las redes Twitter y Facebook: “Tengan cuidado”, porque se están “aprovechando de mucha gente”. Nada fuera de lo común: otra mentira de Trump que es cierta.

Hace pocas semanas, a mediados de marzo, el presidente estadounidense volvió a las injurias y acusó a Google de ayudar “a China y a sus militares, pero no a EE.UU.” (Twitter, 2019).

Más allá de estos dimes y diretes que circulan en los medios, y del tire y afloje entre Google y la administración Trump, es claro que ya marchan grandes negocios y otros están en ciernes.

Y es intensa la guerra comercial desatada entre los Estados Unidos y China, y que en el centro de sus móviles figuran las apropiaciones del conocimiento (de ahí el celo por la propiedad intelectual).

Al igual que los avances de ficción y las implementaciones de la alta tecnología en desarrollo y por venir. Conectividad 5G y 6G, inteligencia artificial, simulaciones inéditas, conquista espacial, nuevos horizontes armamentísticos, en fin.

Todos son terrenos en los que el gobierno y los militares estadounidenses son conscientes de las dificultades que aguantan. Y de los desafíos que surgen para que su país se mantenga a flote como la potencia en solitario y sin discusión. El engaño confiado al mundo que los propios autores se estaban tragando.

Bibliografía

Donald J. Trump. (2018). …results on “Trump News” are from National Left-Wing Media, very dangerous. Google & others are suppressing voices of Conservatives and hiding information and news that is good. They are controlling what we can & cannot see. This is a very serious situation-will be addressed! 28 de agosto. [Twitter] En:  https://bit.ly/2VhnIfG  [Cuenta suspendida]

Donald J. Trump. (2019). Google is helping China and their military, but not the U.S. Terrible! The good news is that they helped Crooked Hillary Clinton, and not Trump… and how did that turn out?[Twitter] 16 de marzo. En: https://bit.ly/2UwuGJm [20 de abril de 2019] – [Cuenta suspendida].

García Márquez, Gabriel. (1961). El coronel no tiene quien le escriba. Bogotá: Editorial Oveja Negra (1984).

Greenwald, Glenn y Lee, Micah. (2019). La imputación de Julian Assange por parte del Gobierno de EE. UU. representa una grave amenaza para la libertad de prensa. Rebelión. 18 de abril. En: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=254948

Inbar, Efraim. (2019). La guerra entre Israel e Irán es inevitable. Noticias de Israel. 17 de abril. En: https://israelnoticias.com/editorial/guerra-israel-iran-inevitable/#disqus_thread

Wikileaks. (2019). Leaks. En: https://wikileaks.org/-Leaks-.html[21 de abril de 2019]

Ver también

La libertad de estar conformes

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Periodista y director de cine y tv colombiano. Exconsultor N. U. en medios. Catedrático universitario. Productor de programas en HispanTV, RT, TeleSUR, Señal Colombia. Analista internacional. Director dXmedio.

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