Este contenido es una transcripción de la entrevista de Juan Carlos Rozo, del canal HispanTV, al periodista y analista Juan Alberto Sánchez Marín, publicada el 20 de noviembre de 2022 con el título: EE. UU. es un imperio en declive, ¿qué evidencias hay?
La cohesión como réplica
Juan Carlos Rozo: Hablamos de todo lo ocurrido durante los últimos meses, y uno se pregunta: ¿cuánto más puede la región tolerar estos ataques, estas arremetidas? Porque las amenazas se extienden a otros países, que incluso ya lidian con consecuencias de la injerencia de EE. UU. y sus aliados.
Juan Alberto Sánchez Marín: Estados Unidos, como fuerza, como poder, está desesperado. A tal punto, que ha sido capaz de hundir hasta el cuello a los supuestos aliados, a las serviles dirigencias europeas, con tal de retardar la caída. Y eso es algo que por desgracia el mundo habrá de soportarlo por largo tiempo.
En los actuales momentos, Estados Unidos es incapaz de asumir una confrontación directa. Pero, sin duda alguna, es un país poderoso, una potencia que cuenta con una capacidad gigantesca de daño, y que tiene al frente un aparato violento.
Eso, desde luego, es algo de cuidado. Y en consecuencia deberán actuar los gobiernos de los países en los que Estados Unidos ve una competencia, una amenaza para sus intereses.
Pero eso tan adverso, esos ataques que ya alcanza el nivel regional, esas amenazas que ahora son colectivas, suponen algo que tales países agredidos tendrán que aprovechar. Y es la cohesión frente a la arremetida.
Estos países deberán iniciar, ampliar, o fortalecer los intercambios de información, trabajar mancomunadamente contra los criminales, aunar esfuerzos y recursos. A eso le teme Estados Unidos, y eso le aterra a Israel, al sionismo. Por eso intentan socavar las uniones…
EE. UU. es un imperio en declive
JCR: De alguna manera, Juan, estamos viendo cómo ocurre todo lo contrario a las pretensiones de EE. UU., en el ánimo de aislar a estos países. ¿Ocurre lo contrario más bien?
JASM: Ocurre todo lo contrario, precisamente, porque esa presión conduce a que esos países antepongan las necesidades vitales de supervivencia.
Porque hablamos de eso. Hablamos de la posibilidad de supervivencia con soberanía y autonomía, y no sojuzgados, en dependencia. De algo tan esencial estamos hablando.
Hablamos de la posibilidad de supervivencia con soberanía y autonomía, y no sojuzgados, en dependencia.
Entonces, ante la priorización de las diferentes circunstancias que puede conllevar esto, los países se unen, se acercan, se aproximan.
Intercambian no solamente información, sino también inteligencia, frente a lo que es un asedio terrorista muy fuerte. Por desgracia, como lo dije, el horizonte no es favorable en ese sentido.
Mucho desespero por parte de la potencia, que ve como su poder está en declive, y su fuerza no es lo que era antes. Y no está sola. Hay una serie de países que le están haciendo realmente difícil la vida como hegemonía.
Patadas de ahogado
JCR: Hay muchos analistas que se atreven a decir que estas, prácticamente, son las últimas patadas de ahogado de EE. UU. ¿Pudiese establecer EE. UU., de una u otra forma, alianzas, tal vez, me atrevo a decirlo, con otros países que también buscan generar hegemonía mundial? ¿O ya no existe credibilidad para ello?
JASM: Estados Unidos está buscando todos los últimos recursos, pero no tanto al nivel de alianzas, sino de establecer subsidiarias. Estados periféricos que le colaboren, o sobre los cuales ejercer un dominio absoluto.
JCR: Plata de por medio…
JASM: Plata de por medio. Y por eso vemos las situaciones que se están presentando en Irán, y que se han presentado en tantos otros países. Estas injerencias.
Las armas hacen el resto
Mira, Juan Carlos, Estados Unidos lleva cerca de 180 años aplicando su naturaleza expansiva, supremacista. Lo ha hecho de manera progresiva, pero intensa, desde mediados del s. XIX, con la anexión de Texas, y con el sucesivo robo de territorios a México.
Y desde finales del s. XIX, sin que nadie se lo pidiera, y sin que nadie le otorgara ese papel de modelo democrático, de país justiciero, Estados Unidos le impone al mundo unos postulados, unas leyes, que, a decir verdad, los demás deben cumplir y él no.
La doctrina del Destino Manifiesto, antes que darle carácter providencial o divino a unos principios loables, cumple la poco bondadosa función de otorgarle a EE. UU. licencia para invadir y asesinar…
La doctrina del Destino Manifiesto, antes que darle un carácter providencial o divino a unos principios nobles, loables, cumple la poco bondadosa función de otorgarle a Estados Unidos licencia para invadir y asesinar, hacer injerencias, dar golpes de estado, llevar a cabo toda clase de desmanes por el mundo. No al pueblo estadounidense, sino a una élite empresarial insaciable.
Estados Unidos reemplazó el colonialismo europeo con su imperialismo teñido de liberalismo y una dependencia disfrazada de libertad.
Con esos disfraces, ha seducido a medio mundo, a las personas pobres les ha ofrecido riqueza, a los países subdesarrollados, desarrollo. Es el sueño americano, el modelo americano. Todo, apoyado por una potente estructura mediática.
Y cuando la seducción es insuficiente, pues las armas hacen lo restante.
El sistema estadounidense: una mentira
Pero la armazón, en su conjunto, siempre ha estado vacía, huera. El sueño es cierto para unos cuantos, para una dirigencia, para unos clanes, pero no para las mayorías, para los trabajadores.
El sueño americano es una pirámide. Una estafa financiera, algo similar al esquema Ponzi.
El sueño americano es una pirámide. Una estafa financiera, un esquema Ponzi.
Las guerras, la Primera Guerra Mundial, la Segunda Guerra Mundial, le dieron dinamismo a la economía estadounidense, pero ninguna guerra es eterna.
Las burbujas, bursátiles, de materia primas, de activos, de crédito, de lo que sea, alegran a muchos por un tiempo, pero estallan. El dólar carece de respaldo. Las empresas quebradas son apalancadas con la misma empresa quebrada.
En fin, el sistema estadounidense, el imperio, su poder, son una mentira.