Se arrojan del peñasco los caguetas y viven,
caemos de la cama los valientes y morimos.
De la mierda son las reglas de la vida,
de oro habrán de ser las que a nadie se le ocurren.
¿Cuál será el chiste de la fortuna insaciable?
¡Cómo simula la felicidad su aburrimiento!
Ninguno canta porque lo afina la tristeza,
todos en plañidos si transmigran
los quereres más sombríos.
No es extraño el frontispicio de la fémina antigua,
sí los de la esposa y la vecina encantadoras.
Los zapatos nos llevaron lejos,
con los pies para adelante nos han devuelto.
Varios desgraciados lloran en el cementerio,
bailarán las amadas mientras los desaman.
Los leves abuelos morimos de tiempo,
los vástagos contantes y sonantes mueren de frío.
Tomado de: Ciertas cintas de espanto (2016). Inédito.
Ver también
Sol violento.