GUERRA CONTRA YEMEN – Parte 3
Las armas se venden sin control en una puja comercial en la que muchas democracias y gobiernos occidentales participan como empresas promotoras de la muerte. Yemen despierta la codicia del reino árabe y sus socios por su ubicación estratégica.
Tercero de seis artículos con los que intentamos arrojar algo de luz sobre un conflicto atroz, silenciado y olvidado por Occidente.
El cisma y el cinismo en la guerra contra Yemen no es una simple frase de titular. Yemen es un cisma tribal, cultural y geográfico, fomentado por los invasores. Además, estamos ante una evidente ruptura por ambición y celos entre los propios invasores. Las desavenencias entre las monarquías de Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos son cada vez más evidentes.
Cisma y cinismo en la guerra contra Yemen
La guerra interna de Yemen fue avivada por los mismos reinos abusivos y estados miserables que luego invadieron el país. Lo harían, en el colmo del doble juego, con la descabellada idea de asfixiarlo. Y, por supuesto, de restaurar (es decir, imponer) la administración democrática que les convenía.
De fuera, más que de adentro, son los instigadores efectivos de la fatalidad. Eso es mucho decir en una tierra de tabiques atávicos. Desde fuera se engendraron y armaron, al norte, centro y sur del país, todo tipo de bandas, milicias salafistas y brigadas (ACLED, 2019). Las dispusieron según los beneficios y predilecciones pertinentes. Tal cual, lo siguen haciendo.
Por no hablar de los grupos (corporaciones) terroristas, como ISIL (Daesh, en árabe) y Al-Qaeda. Estos extremistas fueron creados antes y aún hoy son financiados por los propios invasores. Los terroristas han operado en Yemen como punta de lanza contra los enemigos de enfrente y, con regularidad, contra sus socios inmediatos.
Porque esta guerra ha producido choques en la Coalición, entre los títeres, por los espacios de control territorial, y entre los que mueven los hilos y los pelos cruzados. Como los enfrentamientos de agosto entre los separatistas del Consejo de Transición del Sur, apoyados por Emiratos Árabes Unidos (EAU), y los milicianos cercanos a Hadi, respaldados por Arabia Saudí.
Los avaros son acérrimos y no toleran ni a regañadientes las jerarquías. La discrepancia era progresiva y notoria. Hasta que los emiratíes, a pesar del malestar de Riad, retiraron un buen número de sus tropas a mediados de año.
Lo que es legal también es ilegal
El Certificado de Usuario Final (EUC) sigue siendo en la práctica un trasunto ridículo. Se trata de un acuerdo que impide la transferencia a terceros de las armas vendidas a un determinado Estado,
Enormes cantidades de armas son suministradas bajo esta restricción a los Estados del Golfo, en particular por Estados Unidos, el Reino Unido y Francia. En particular, por supuesto, a Arabia Saudí y a los Emiratos Árabes Unidos, y se utiliza para abastecer a las milicias de diversos bandos.
Armas de las que los fabricantes conocen los detalles del tráfico y por las que los respectivos gobiernos no hacen preguntas. Temen que se sepa que conocen la respuesta.
Cálculos minuciosos indican el suministro de unos 3.500 millones de dólares a los EAU, uno de los principales centros de desvío de armas. La cifra corresponde a las ventas de armas convencionales pesadas, armas pequeñas y ligeras, así como las piezas y municiones correspondientes.
Se suministran enormes cantidades de armas, violando las restricciones, a los Estados del Golfo, en particular por parte de Estados Unidos, el Reino Unido y Francia. Especialmente, por supuesto, Arabia Saudí y los EAU.
Armas a la carta
Reino Unido ha vendido cinco mil millones de libras esterlinas en armas a Arabia Saudí (War on Want, 2019). Este detalle hace que la guerra de Yemen sea también su guerra. Al fin y al cabo, la vieja relación comercial, activa desde 1960, ha crecido un 500% desde 2015. Un vínculo que es suficiente para comprar el valioso silencio de Londres.
Sin embargo, cuando los Comunes examinan los controles de exportación de armas, el conflicto de Yemen ni siquiera figura en la agenda (The Guardian, 2019).
España ha autorizado ventas que superan los dos mil millones de euros. Así lo visibiliza el «contador de la vergüenza», montado por activistas (Greenpeace, 2019). El de España es otro reino alimentador de armas y municiones del reino árabe y su coalición de mentiras.
EAU, entre 2014 y 2018, fue el séptimo importador de armas del mundo. El 64% de ellas procedían de Estados Unidos. Durante el mismo periodo, Arabia Saudí, se convirtió en el primer importador de armas, con un 67% de compras a Estados Unidos. (Sipri, marzo de 2019). En 2018, fue el tercer mayor comprador, con un estimado de 67 mil millones de dólares.
El negocio crece
A pesar de las reiteradas denuncias y llamamientos de las organizaciones internacionales de Derechos Humanos, la venta «legal» de armas no disminuye. Tampoco se controla el tráfico ilegal.
Francia, Australia, Bélgica, Brasil, Bulgaria, República Checa, Alemania, Sudáfrica, Turquía, España, Corea del Sur, Reino Unido y Estados Unidos. Corea del Sur, Reino Unido y Estados Unidos, entre otros, siguen suministrando armas a los EAU.
«Sólo un pequeño número de países, como Países Bajos, Noruega, Dinamarca, Finlandia y Suiza, dejaron de vender y transferir armas a Arabia Saudí, EAU y otros miembros de la coalición» (Amnistía Internacional, 2019).
La falsa guerra contra el terrorismo
En la guerra contra Yemen se compran y venden armas prohibidas de todo tipo. Las distintas facciones extremistas yemeníes las llevan bajo el brazo, o sobre los hombros y a la vista. Abundan las fotografías en la red y los vídeos en YouTube con alardes de guerra. El armamento abandonado, capturado, destruido, tirado o en uso, legal (si eso fuera posible) y de contrabando, es de amplio repertorio.
Ametralladoras alemanas (MG-3 y MG-4) y belgas (Minimi Light). Cohetes serbios (Grad) y ametralladoras (Zaztava). Bombas (EDO MBM Technology Ltd.) y misiles británicos; fusiles de asalto austriacos (STEYR AUG); lanzacohetes jordanos-rusos (RPG-32). Granadas suizas (HG85); sistemas de mortero singapurenses; fragatas españolas. Bombas de racimo y misiles de crucero estadounidenses (los clásicos Tomahawk y SLAM-ER de Boeing). Vehículos blindados y tanques estadounidenses (DuPont MRAP) y estadounidenses (M1A2 Abrams), británicos, franceses, finlandeses y sudafricanos.
Sólo algunos ejemplos. La lista es larga. En la investigación de la periodista búlgara Dilyana Gaytandzhieva (2019), publicada en Arms Watch bajo el título: Los archivos serbios, hay indicios concretos de este tráfico procedente de un único trampolín, el serbio.
Encontramos, por ejemplo, copias de los pasaportes y documentos de identidad de los contrabandistas y de los funcionarios implicados. Pertenecen al gobierno de Estados Unidos, o a Arabia Saudí y a los Emiratos Árabes Unidos. También están las listas de ventas con los números de lote de las armas, los importes y las reproducciones facsímiles de los contratos. Otro inventario para enmarcar del engaño de la guerra contra el terrorismo.
Por qué y para qué
¿Por qué la siembra de la guerra? ¿Por qué esta despreciable ocupación humanitaria? Porque Yemen, como todos los países pobres del mundo, es rico. Yemen tiene montañas y lluvias algo regulares, y su suelo es el más húmedo y verde de la Península Arábiga.
Pero estas virtudes, de sobresalir en medio de los desiertos, se le niegan hasta en sus menores posibilidades debido a, vaya ironía, su otra gran virtud: su ubicación privilegiada y estratégica.
Yemen tiene costas en el Mar Rojo y en el Mar de Arabia. En sus territorios se encuentran los importantes puertos de Adén, frente al golfo del mismo nombre, y Al-Salif, Ras Isa y Salif, en la estratégica ciudad de Al-Hudaydah.
Posee la orilla asiática del táctico estrecho de Bab al-Mandeb, que conecta el Mar Rojo con el Océano Índico. Yemen está situado junto al Cuerno de África. Por sus mares pasa cerca del 40% del tráfico marítimo mundial, y una parte considerable del petróleo y el gas licuado que sale del Golfo Pérsico hacia Europa lo atraviesa. Puede que Yemen no sea el Paraíso, pero es la puerta de entrada a él.
La clave del negocio
Nunca, ni siquiera en los tiempos de gloria, los yemeníes produjeron los prodigiosos artículos de las leyendas. Sin embargo, hicieron suyos todos estos bienes y con todos ellos comerciaron.
Plinio el Viejo, en su Historia Natural (Libro XII), habló de ellos, los relató y los describió. Sedas y porcelanas chinas, y algodones de Ceilán. Perlas de Omán; conchas de tortuga de Malasia.
Oro, mirra, marfil, plumas de avestruz y aceites de África. Incienso de Abisinia y Somalia; perfumes, índigo, pimienta, diamantes y zafiros de la India. Canela del Himalaya; vino, dátiles y esclavos del Golfo Pérsico. Oriente y Occidente convergen en sus coordenadas.
Por los mares de Yemen transita cerca del 40% del tráfico marítimo mundial, y cruza una parte considerable del petróleo y del gas licuado que salen del golfo Pérsico hacia Europa. Puede que Yemen no sea el Paraíso, pero es la puerta hacia él.
Yemen era el corazón del incienso cuando la sustancia resinosa despertaba el fervor religioso. Sacerdotes, sacerdotisas y dioses lo reclamaban en los innumerables altares y templos del mundo conocido.
¿La Arabia Feliz, la Arabia Fértil?
Cuando el embalsamamiento era el hábito común en los alrededores, el eje de la mirra estaba en el Yemen. Esta sustancia preservaba la integridad y la identidad de los muertos, que partían al más allá llenos del bálsamo, como describe Heródoto en Los Nueve Libros de la Historia (II, Euterpe).
Y fue el centro del comercio mundial del café cuando las cafeterías se apoderaron de las distinguidas capitales europeas, entre los siglos XV y XVIII, mientras los liberales en ciernes bebían la aromática infusión.
Es probable que la Arabia Eudaimon, la Arabia fértil de los griegos, no fuera una de las tres regiones en que se dividía la península (Arabia Petrea, al norte, y Arabia Deserta, en el centro). Podríamos aceptar, tal vez, que no era la Arabia Feliz de las riquezas míticas imaginada por los romanos (y publicitada con fines políticos por el emperador Augusto y su nieto).
Del abuelo matón al nieto asesino
Sin embargo, Yemen sigue siendo un país apetecible para los desmanes del vecino Al Saud. Igual que hace casi un siglo, cuando Abdelaziz ben Abderrahman Al Saud, el fundador del actual Reino, un personaje detestable y polígamo desenfrenado, invadió el territorio yemení en 1926.
Aquella irrupción del malvado abuelo Al Saud conduciría a la usurpación de las jurisdicciones tribal y culturalmente yemeníes de Asir y Najran (Tratado de Taif, 1934).
Bin Salman continúa la tradición del abuelo malhechor y trata de llevarla aún más lejos. Se convierte en un asesino despiadado, pero logra sus objetivos en Yemen. La admirable resistencia del pueblo yemení echa por tierra el deseo de huida del vástago malhechor.
El cisma y el cinismo en la guerra contra Yemen no es, pues, la reciente propensión de los nuevos invasores. Es la reiterada obstinación de los mismos asaltantes de siempre y de la misma casa sanguinaria consentida: la de los Al Saud de Arabia.
Referencia
Gaytandzhieva, Dilyana. (2019). Serbian Archives. Islamic State weapons in Yemen traced back to US Government: Serbia files (part 1). Arms Watch. En: https://armswatch.com/islamic-state-weapons-in-yemen-traced-back-to-us-government-serbia-files-part-1/
GUERRA CONTRA YEMEN
Seis artículos revisados. Publicación original: 3 de noviembre de 2019. Portal del canal internacional Hispantv.
Yemen: Otra guerra sin salvación ni justificación.
La primicia sin prisa de los medios en Yemen.
Cisma y cinismo en la guerra contra Yemen.
Yemen-La vieja ambición de los Saúd de Arabia.
Yemen-No hay guerras pacíficas ni controladas.
En Yemen todo es posible, hasta la paz.